lunes, 11 de abril de 2016

Cuando vuelas

No queremos caer en la rutina
no queremos cansarnos, aburrirnos.
Entonces luchamos por no hacerlo
y hay ocasiones en las que lo logramos.

Y es cuando comenzamos a querer
volar, gritar, dar un salto tan grande
que casi no nos permita ver las huellas
que hemos dejado en el suelo.

Queremos mantenernos ahí arriba.
Bueno, vamos a ser sinceros:
en realidad, queremos caer y, durante un ratito,
seleccionar y recoger unas cuantas cositas de abajo.
Y, ahora sí, volver a saltar.

Sin embargo, llega un momento
en el que comienzan a llamarte a voces desde el suelo.
Y piensas: "vale, volver a la realidad
no estará tan mal durante un rato".

Pero a los 5 minutos estás hasta las narices.
Porque tu realidad ya no es esa.
Has avanzado, has evolucionado.
Tú ya no eres solo "tú",
sino que llevas un plus;
eres un "tú" elevado a diez.

Y lo mejor es que has sido
precisamente tú
quien ha elegido esas diez cosas
que te elevan.

Lo gracioso es que cuando antes
soñabas con volar
no era precisamente con esas diez.
Y lo todavía más gracioso es que
esas cosas van cambiando de nombre.
Igual que cambias tú.

Lo menos gracioso de todo
es que ahora eres tan consciente
de que puedes conseguirlas
que hasta que no lo hagas
no solo no vas a poder volar,
sino que vas a sentirte atado
por mil cadenas al suelo.

En ese momento, aunque no lo creas,
no eres lo suficientemente fuerte,
pero sí lo bastante listo.
Y es que la cuestión no está en tirar
de esas cadenas hasta romperlas.
Sino en encontrar las llaves para abrir
el candado que te ata a ellas.

Y te voy a contar lo mejor de todo.
Estas llaves no están custiodadas
por ningún dragón
ni en lo alto de una oscura torre.
Las custiodas tú.
Y solo tú decides si las coges
o sigues atado al suelo.

Lo que es lo mismo:
debes ser consciente de que
puedes saltar en cualquier momento,
solo tienes que querer buscar las llaves
que te permitan hacerlo.


500 Days of Summer

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