perderse durante meses,
dormir durante semanas,
conducir a 300 km/h por calles infinitas,
llorar de alegría,
reír de miedo,
comer fuera,
trabajar en casa,
pintar las paredes,
tomar un café junto a alguna chimenea,
ver una película sin argumento,
pintar todos estos castillos.
Y después de tanto tiempo, se sigue queriendo contigo.