domingo, 1 de diciembre de 2013

Hasta echarte de más

Solo merecería la pena intentarlo
si alguna vez, antes o después de conocerme, 
hubieses pensado

en besos que empiezan siendo de buenas noches 

y acaban siendo de buenos días;
en el último botón de mi camisa, 
o, por lo menos, en el primero.

En el beso de "bésame hasta echarte de más ahora 
para no tener que echarte de menos luego";
en dejar que el viento nos lleve a dónde quiera 
si el problema es que no sabemos 
por dónde cojones avanzar.

En que "joder, cómo jodes a veces";
en los inviernos de nieve que pueden no ser de frío;
en los lugares que nos roban las sonrisas que nos debemos;
en las curiosidades que intentamos convertir en casualidades, 
como si pudiésemos comernos el destino.

En que todo vuelve, todo pasa, todo vuelve, todo pasa 
y ni tú ni yo sabemos qué nos va a tocar 
en el último pétalo de la jodida margarita;
en que los marcos sin foto no son bonitos 
y tengo la habitación llena.

En tanto que tenemos aún por darnos 
y en que nos faltan los momentos 
y hasta el aire, a este paso.

Si alguna vez lo has hecho,
haz que intentarlo valga la pena, 
que yo me encargo de que valga la euforia.