lunes, 18 de abril de 2016

Aire

Llámalo como quieras,
pero puede que te resulte familiar.
Es como cuando tienes un balón nuevo
y juegas con él todos los días, con las mismas ganas, hasta que pierde aire.

No, no tienes la culpa, lo sabes.
Son cosas que pasan.
Es como cuando compras flores,
te vas de viaje un par de días y cuando vuelves esperas verlas tal cual las dejaste.

Pero no quieres seguir quedándote en casa
para que nada cambie.
No sé, llega un punto que puedes llamar miedo o cansancio
en el que las ganas no tienen ganas de salir.

Como cuando duermes hasta tarde
y luego pasas el día cansado.
O como cuando estás toda la noche bebiendo
y unas horas después aborreces el alcohol.

Sí, lo hiciste porque querías.
Y lo volverías a hacer.
Pero estás harto de quedarte sin aire
y de marchitarte a ratos.
Estás cansado de estar cansado
y de pagar tanto por un alcohol que luego solo te da resaca.

Y quieres todas sus causas,
pero necesitas un descanso de las consecuencias.
Necesitas que te den un poco de aire, un ramo de rosas blancas, una cama y una copa de vino.
Que te llenen de fuerzas para pensar en el ahora y te quiten las ganas de pensar en el después.

No hay comentarios:

Publicar un comentario