martes, 27 de enero de 2015

MUNDOS

Saber qué decir, 
pero no tener palabras.
Leer,
buscar,
mirar
refugiarse en una cama.

Mirar al núcleo
desde fuera del átomo.
Desde un lugar que ni si quiera existe
y en un momento imaginario.

Que no hay sitio más libre
que este en el mundo,
tanto que ni si quiera yo
puedo dominarlo.
Donde hay luz,
donde las cosas
ocurren despacio.

Con los domingos como forma de vida
con la nostalgia como forma de verla,
con los recuerdos como arma
que podría destrozar la Tierra.

El silencio como banda sonora.
El silencio por sí mismo.
La voz de las horas
Y un poema que hace ruido.

Todo lo que diría
todo lo que me callo,
aquello por lo que escribo
aquello por lo que estallo.

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